No te pido que seas bueno.
Te pido que no seas malo.
Porque quien pretende hacer el bien
o cree estar haciéndolo;
quien vive en la idea de estar en el camino de la bondad;
puede atropellar con su ímpetu bienintencionado,
dañando sin saberlo,
y aun esperar reconocimiento;
mientras que quien simplemente trata de evitar hacer el mal
procura siempre que sus actos sean inofensivos,
y no aguarda nada a cambio.
La bondad es una trampa del ego.
No te pido, pues, que seas bueno.
Te pido que seas tú
y que mires.
jueves, 27 de marzo de 2014
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