Homenaje a Juan Ramón Jiménez.
Vino desnuda de domingo,
en sus bolsillos sólo
palabras verdaderas;
y en sus labios, misterio;
y en su corazón, calma.
Bajo este cielo de Moguer
que alegre presta al triste
limpia su luz
y el tiempo dentro;
bajo este cielo plácido,
que nace, como el pueblo, cada año;
bajo esa fría estatua
del que pasea
por donde él ya no está,
y que ha quedado en pie cuando se ha muerto;
bajo su techo…
curé, enfermos, mis pasos
y hallé a la poesía,
que a misa iba vestida de silencio,
mirándome a los ojos,
universal y eterna.
Me fui vestida de esperanza
y mis bolsillos llenos
de piedras y de cielo;
tranquilidad violeta,
hermanada en batallas.
© Esther Garboni, 2005.
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