Toda la luz que guardaba
la he sacado para ti.
No estás sola. No estás solo.
No me queda más por dar.
No grites tu nombre, no rompas la calma, dímelo al oído o no digas nada.
Los espejos no hacen distinciones, -dice mamá- guapos o feos,
a todos nos reflejan.
Nosotros, ya ves, nunca los vemos
sólo nos miramos a nosostros mismos
y, a veces, incluso nos disgustamos
por lo que en ellos vemos.
Una vez un espejo me ofreció una imagen
que quisiera recuperar,
pero ese préstamo sólo dura instantes.
Hay personas espejo -dice mamá- y nunca nadie los ve.