Recorre tu cintura
un reguero de hormigas negras.
Tú no eres tierra
que tenga que aguardar la lluvia.
Eres el mar...
Tú no eres tierra
que tenga que aguardar la lluvia.
Eres el mar...
Esther Garboni, 2010
No grites tu nombre, no rompas la calma, dímelo al oído o no digas nada.
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