Sí, me dijo,
también las preocupaciones caducan.
Lo que hoy te quita el sueño,
mañana será más leve
que la espuma de una ola;
pero, tranquila,
seguro que pronto encuentras
preocupaciones nuevas...
No grites tu nombre, no rompas la calma, dímelo al oído o no digas nada.