-La próxima vez- le dijo y se fue ufano, sin darse cuenta del alcance de sus palabras.
La próxima vez es lo mismo que nunca, porque significa ahora no. Y la negación sin tiempo que la precise, la delimite y le dé fronteras, es tan indefinidamente dolorosa para el que aguarda un sí, como la infinitud del mar para el náufrago que no atisba tierra.
-Está bien- contestó ella, mirando cómo se cerraba la puerta.-La próxima vez te amaré.
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