miércoles, 13 de diciembre de 2017

SONETO Y EPÍLOGO




SALA DE ESPERA

Mientras sentada aguardo tu venida,
mi alma, siempre en pie, sigue adelante,
varada y sin dejar pasar la vida;
varada, muda, sorda  y anhelante.

Y en la sala de espera, detenida,
como el agua sedienta, rebosante
de dudas y promesas, desabrida...
la tarde merodea en su constante.

Ya no sangro metáforas, no invento,
no finjo ser domingo soleado,
ni anticipo tu nombre en la mañana.

Ahora escribo desnuda, no te miento,
desnudo va el soneto consternado,
que quiere ser epílogo y tisana.

©Esther Garboni, en Sala de espera, Ediciones En Huida, Sevilla, 2014.


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