YA despiertan los campos a la vida,
ya la amapola estalla
su rojo entre trigales.
Tu sombra se hace luz,
por un momento,
y tu boca desgrana mil sonrisas,
preludio de una alegre primavera…
© Esther Garboni, "Las estaciones perdidas", 2005.
No grites tu nombre, no rompas la calma, dímelo al oído o no digas nada.
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