miércoles, 1 de febrero de 2012

Y no volver a París II


Pero allí estaba. Y no era un día cualquiera. Final del Tour, fiesta grande en París, calles llenas de colorido, disfrazadas de contenida vitalidad y armónico bullicio, nada que ver con las fiestas nacionales a las que yo estaba acostumbrada y en las que la euforia  solía desatarse sin medida ni freno, de forma apasionada y excesiva. Sí, tan excesiva y desmedida como yo, que ahora estaba en París, contra todo pronóstico, desabrida, atónita, asténica y destemplada.